miércoles, 15 de febrero de 2012

"La jaula de hielo poco a poco se iba derritiendo. Aquella canción en que la letra poco tenia que ver iba cubriendo todo con un manto de pétalos de rosa, frescura y calor se sentían juntos. Las emociones y sentimientos florecían entre la obscuridad en forma de pequeñas lagrimas rojas"



De pie frente a su vieja casa Luna observaba las masetas viejas y abandonadas, recordaba como estas alguna vez habían sido el hogar de 2 hermosos rosales: uno blanco y uno rojo. Recordaba la primera rosa de su rosal blanco, era hermosa, había salido cerca de su cumpleaños, parecía un regalo de la naturaleza por sus I6 años. Su rosal rojo había tardado mas en retoñar, pero había dado una hermosa rosa roja que hacia ver pálida la sangre. Luna amaba sus rosales, se imaginaba que cada rosa blanca era paz y futuro, como una promesa del destino, y las rojas eran amor y pasión, una promesa de un amor duradero. Ahora sin embargo, a 4 años de esos sueños, veía las masetas vacías, faltas de vida… ¿en donde habrían quedado esas promesas y sueños?
Entro a la casa. Era un día soleado, por lo que todo estaba cubierto por una luz dorada, sin embargo, dentro todo era color sepia, como viejo y olvidado, polvoriento. Se dirigió a lo que quedaba de su habitación, al entrar se detuvo “Hablando de rosas” – pensó. Frente a ella, en su buro se encontraban varias rosas, unas blancas, otras rojas. Cruzo la habitación tratando de no pisar ningún objeto, lo cual era difícil, todo se encontraba revuelto en el piso, desde papeles y fotografías, hasta ropa y zapatos. Se sentó en su cama, tomo la primera de las rosas y recordó…
A plena luz de día en una cama de sabanas azules, aquella rosa recorriendo su cuerpo desnudo, erizando los vellos de su cuerpo, alimentando su deseo hacia el hombre que la guiaba por los senderos de su pasión…
Se detuvo, era doloroso pensar en ello, soltó la rosa y tomo la siguiente.
De nuevo una rosa roja:
Una noche de trova, cerveza y cigarro, un “te amo” al oído, una sonrisa estúpida, un latido acelerado, amor…
La siguiente rosa, una blanca:
-          Dijiste que era lindo recibir una rosa de vez en cuando ¿no?
Sonreía como una niña pequeña en medio de la multitud que cantaba en aquel bar de rock.
Una rosa blanca, aun más vieja:
Una promesa de amor eterno, de un futuro juntos, una rosa que cargaba con el más puro amor.
Y por ultimo, la ultima rosa que había recibido:
Una rosa invernal que irónicamente había derretido su corazón.


Los recuerdos de las historias de sus rosa la llevaban a diferentes momentos de su vida, unos hermosos, otros dolorosos. Todas sin embargo llegaban a su corazón. De pronto todo se volvió gris, viendo por la ventaba Luna observo nubes d lluvia aproximarse. Maravillada por el cambio de clima, se sentó  en el sillón junto a la ventana y contemplo las formas de las gotas de lluvia cuando estas empezaron a caer en el cristal, dejando estelas como lagrimas. Luna estaba conmovida, que lluvia tan oportuna que había llegado con el recuerdo de sus rosas, de sus sueños. El corazón se sentía extrañamente oprimido, pero no dolía, su alma se encontraba nostálgica pero no alcanzaba la tristeza. La lluvia tenia ese efecto, la hacia sentirse protegida, mientras lloviera sabia que no estaría sola, no habría porque temerle a los demonios que se escondían aun entre los escombros de su vieja vida, de su vieja casa…

-          Caos al orden, y orden al caos – Susurro enigmática la voz de Nanael.

.   .   .

Continuara?





1 comentario:

  1. "Te digo Luna mis secretos
    bajo el consuelo de tú frio reflejo,
    aqui sentado entre mis ecos,
    busco mi silencio.

    Silencio que no encuentro,
    porque aun no he muerto
    en la conciencia de la vida
    ni en los brazos del recuerdo."

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