jueves, 24 de mayo de 2012

"Si bien no quiero un cuento de hadas, si quiero unas cuantas cartas, algún pensamiento plasmado en hoja de café, una palabra de amor que ilumine mis mañanas, un beso tierno que tranquilice mis noches, un abrazo cálido que cobije mis sueños. Si bien no te pido el cielo o las estrellas regalame el placer de tu sonrisa y dame el papel protagonico en tus fantasías"



La luz del sol se filtraba por entre los pliegues de las cortinas. ¿En que momento se había ido la obscuridad de la noche? ¿ Había estado toda la noche abrazándose las piernas? Debía moverse ahora, levantarse y arreglarse, pero no, no lo haría. Seguiría ahí abrazándose a si misma puesto que nadie mas lo hacia, seguiría derramando lagrimas que al final eran silenciosas ... nadie las escuchaba. No sentía el cuerpo, no sentía la mas mínima voluntad de moverse. "¿Para que?" se preguntaba Luna.

Los rayos del sol poco a poco se fueron posando sobre su blanca piel, el calor fue subiendo por sus piernas y brazos, hasta alcanzar su cara. Luna empezó a mover su cuerpo, sentía como cada musculo protestaba.

¿Cuanto tiempo había estado así? ¿Cuantas horas? O ¿cuantas vidas...?

Se levanto y se dirigió al baño, ahí se miro al espejo:

- ¿Quien eres? - Pregunto al reflejo - ¿Que quieres?
- Seré tu pasado, soy tu futuro, algún día fui tu presente. - Contesto el espejo enigmáticamente y dicho eso se amoldo a los movimientos de Luna, sucumbiendo a sus acciones.

Luna se baño, bajo a desayunar y comenzó su rutina diaria, completamente ida. Veía mas no miraba, oía mas no escuchaba, se movía como un fantasma entre las calles de Izcalli. Tenia la mente aun en los últimos acontecimientos que habían alterado su vida.

En su mente veía como una película vieja los recuerdos de la preparatoria. Los minutos de receso, las horas riendo junto a sus mejores amigas. Lo recordaba a el, y esa hermosa sensación de mariposas en el estomago que le hacia tener. Los maestros felicitándola, las papas en la cafetería. Pequeños recuerdos de días felices luchaban uno a uno por obtener su atención.

No pudo evitar una sonrisa, que días tan llenos de luz había vivido.

Ahora todo eso parecía distante, una obscuridad se adueñaba de sus pensamientos, pocos estaban libres de dolor o resentimiento. Se había convertido en un ser lleno de odio en el corazón.

Al pensar en esto su semblante cambio. Con las facciones endurecidas camino por el estacionamiento de la plaza. Enojada y con paso apresurado iba sin fijarse...

Un rechinido de llantas se escucho, un golpe seco ... Luna había sido golpeada en la pierna por un automóvil. Hubiese sido peor de haber ido mas rápido, pero no, solo le había pegado y ella perdido el equilibrio.

Sintió un brazo que la levantaba. Estaba confundida, escuchaba voces desconocidas que le preguntaban si estaba bien.

- Estoy bien, solo... solo tengo unos raspones. - Decía mientras se examinaba el brazo sobre el que había caído. Un pequeño raspón dejaba escapar algo de sangre.

- Ven, siéntate. - Le dijo la voz del hombre que la había levantado. Una voz autoritaria y sin embargo, denotaba cierta ternura.

Fue conducida por ese brazo firme hasta la banqueta, ahí la sentó. Luna levanto la vista para ver al hombre que le había ayudado. Se heló al ver su rostro, sin embargo, su corazón sintió un calor extraño al ver esos ojos... Esos ojos negros llenos de luz.

El mundo interno de Luna fue sacudido por un terremoto, una ola de confusión se apodero de su mente, su corazón acelero el ritmo. Luna lo sabia, sabia que lo había encontrado pero no lo entendía "¿Ahora, es el momento?"...

Cada sentido de Luna se puso alerta, su piel se extra sensibilizo vigilando cada movimiento de aquel hombre que se le limitaba a mirarla a los ojos, con una mueca sonriente en el duro rostro.

- Gra-gracias por ayudarme. Me llamo Luna.

- ¿Sabes Luna? Deberías ver por donde caminas.- Contesto riéndose el hombre, levanto su brazo y lo paso por los hombros de Luna. Un tierno abrazo...

 Era el, lo sabia. Sabia que ya no había otro camino, ni escapatoria....

Fotografía por  Patricia Rodriguez