viernes, 29 de junio de 2012

"¿Eres Alicia? - No, soy tu - ¿Quien soy? - Alicia - ¿Eres tu? - Soy yo"



Dicen que los espejos son portales a otros mundos, que pueden mostrarnos tierras mágicas. Airam lo sabía. Hacia algunos días había descubierto que el espejo de la entrada de la
casa de Olian era mágico. Desde entonces, cuando se encontraba sola iba a ver q encontraba en el espejo. Al principio no pasaba nada, pero si se quedaba mirando atentamente sus ojos durante algunos minutos, aparecía en el espejo una tierra llena de mariposas de agua y flores de humo. Había algo mas allá pero no alcanzaba a ver, puesto que solo mientras miraba sus ojos era capaz de ver periféricamente el resto del mundo del espejo.

De pronto vio lo que parecía ser un enorme dragón lilia y que se perdía en la lejanía. Como Airam no podía voltear se acerco más al espejo a ver
si lo encontraba. Entonces perdió el equilibrio y cayó a través del espejo.

Sintió una cascada de agua fría y callo de boca en el suave pasto. Asustada Airam miro buscando el espejo para atravesarlo y volver a
casa de Olian, pero cuando se volvió soltó un grito de sorpresa y angustia. No había ningún espejo ahí, solo una cascada. Asustada miro alrededor. Ese mundo parecía mucho más bello de lo que había observado en el espejo. Había cascadas de mariposas de agua, el pasto era de suave y fresco terciopelo, las flores que se extendían a sus anchas en el paisaje, eran humo de colores, había arboles tan altos
que no se veían las copas y que si se miraban atentamente parecían estar respirando, algunos tenían cerca de sus raíces algunas manzanas rojas y doradas, y la cascada por la q había entrado Airam tenía un delicioso aroma a jazmines y corría hasta convertirse en riachuelos
que atravesaban ese extenso jardín que se alcanzaba a divisar.

Entonces se escucho un ruido cerca, y Airam recordó el gigantesco dragón q había visto. Con mucho miedo y con cuidado de no hacer ruido,
comenzó a caminar buscando al dragón, pero no le veía, y no entendía porque, ¡era enorme! Entonces miro detrás del árbol de manzanas doradas y encontró a un hombre de traje lila y escamoso sentado, estaba sollozando.

-  Hola, yo em... Soy Airam... Y creo que me he perdido. ¿Podrías
ayudarme a volver a donde vengo?

-  Princesa... - fue todo lo q el dijo. Volteo su rostro y miro fijamente a Airam.

-  Em… Airam, y no soy una princesa, yo vengo de un cuento real y frío, ahí no hay princesas... Ni dragones.

-  Te equivocas princesa. En todos lados hay princesas y dragones que cuidan de ellas, siempre hay príncipes aunque no lo sepan, y hadas madrinas que iluminan como faros nuestros caminos.

-  Em... ¿Tu eres el enorme dragón que vi?

-  Así es, me he convertido en esta forma para no ser encontrado por los cazadores de dragones.

- ¿Y porque sollozabas? El rostro del hombre- dragón se torno pálido...- mi princesa se ha ido con los cazadores.

-  Oh! Lo lamento...

-  No lo lamentes, no la conocías.

-  Bien... Em... Pues no quisiera molestarte más, pero en realidad debo volver a mi mundo.

-  Este es tu mundo. Tu atravesaste el espejo a donde tu imaginación te ha encerrado, solo tú has de saber en donde se encuentra la salida.

-  Esto... ¿Es un sueño?

-  Así es, algo mas que un sueño se podría pensar, pero al final, el mundo de tu imaginación.

- Pero si no se cómo entre, ¿cómo sabré como salir?

-  Princesa - rio- sigue tu camino azul, que yo iré detrás, cuidando tus pequeños pasitos.

lunes, 25 de junio de 2012

"-Los cuentos de hadas no existen.- se obligo a recordar"


La lluvia llego como frío acompañamiento de la soledad y vació tan grande que Zahira tenia en el pecho. Esperaba que el llegara, que mágicamente llegara ese beso de amor que rompiera la maldición. Pero sabia era demasiado tarde, la rosa se estaba marchitando y sus 2l años estaban a la vuelta de la esquina. Ya no había nada que hacer, seguiría siendo aquel ser frio de lagrimas de granizo para siempre y hasta nunca. 

Lloro al recordar aquel día que con sus labios y su cuerpo sello la maldición que acabaría sistemáticamente con sus sueños. Uno a uno se fueron escurriendo por entre los barrotes de la cárcel de falsedad e hipocresía que crecía a su alrededor. No se había dado cuenta de que tan profundo era el pozo hasta que había sido demasiado tarde.

La maldición se había instalado, la rosa había llegado a su puerta como una advertencia que no tomo. Después, una noche de lágrimas comprendió. La rosa era mágica y podía salvarla y romper la maldición, pero primero ella debía de ofrendarla a su amor y recibir un beso de amor verdadero.

La rosa se marchitaba lentamente, pero en su cumpleaños perdía un tercio de sus pétalos. Este, su cumpleaños 2l acabaría con la rosa definitivamente. Una vez pasada esa fecha jamás podría volver a ser la misma. Seria el ser gris-azulado para siempre, seria siempre y nunca la niña de las lágrimas de granizo.

Y ahí Zahira lloro ... lloro hasta que el granizo cubrió los alrededores, lloro hasta que sus pulmones se cansaron de suspirar a un futuro que no llegaría nunca, lloro hasta que su corazón perdió la fuerza de darle vida, lloro como nunca en su vida ... 

Sintió su piel cristalizarse, sentía como se rompía poco a poco, como un vaso estrellado en algún lugar... ¿La muerte la alcanzaría pronto? ¿Seria clemente?

Vació, la nada poco a poco llegaba como vapor caliente.

Zahira abrió los ojos. Se levanto de aquel kiosco, lugar donde tantos encuentros bellos se dieran, pero ninguno suyo, ninguno escrito para ella. Al final ningún príncipe rojo iría a besarla ni a secar sus lagrimas, nadie seria capaz de deshacer su capa de hielo... Había amanecido, era hora de buscar algún cálido refugio para su cristalizado cuerpo. Tal vez volviera a esa casa, tal vez a otra... quien sabe, sus pasos la guiarían mientras su alma se ahogaba en el lago de sueños perdidos.

Sonrió para si misma. Entonces el mundo pareció sonreírle un poco. ¿Que mas quedaba? Solo mirar sus pasos, solo moverse y seguir...

"El amor verdadero existe" se dijo a si misma. No podía evitar soñar que así era, no dejaba de creer aunque la esperanza se le negara a ella.