lunes, 15 de octubre de 2012

Un minuto de silencio por la cordura perdida, un brindis a salud de la indiferencia, y 2 lagrimas: una de tristeza por lo perdido y una de alegría por lo encontrado.



Me siento en la ventana y pienso "¿en donde me perdí?". Las pesadas gotas de lluvia caen contra el cristal, quien me viera de fuera, vería una niña perdida entre el agua de lluvia.

"Yo se muy bien lo que debo hacer, pero casi siempre lo hago mal. Y por eso estoy metida en un berenjenal..."

Resuena en mi cabeza la canción, y una lagrima cae apresurada a mi mano, donde las cicatrices aun no terminan de sanar.

Y entonces me rio, me rio sanamente, libre. Porque recuerdo a esas mujeres valientes que me enseñaron que la vida no se detiene, que nada ni nadie es indispensable. Veo hacia atrás y miro todo lo que perdí, y me duele, pero veo también lo que gane y me entusiasmo. La marea de sentimientos me llevo hasta la costa de nuevas amistades, al lejano puerto de plata donde las sonrisas se cosechan, y hacia allá fijo mi mirada, aunque el dolor de mi pecho me intente subyugar, aunque a veces la debilidad me lleve unos pasos hacia atrás, llevo ya muchos hacia adelante con el amor como talismán.

De 21 a 35 días se crea o se deja un habito. Yo en 20 me replante mi vida, mi futuro y se lo debo a ese lugar donde otros valientes seres humanos se enfrentan a una enfermedad que la sociedad no comprende, que les es difícil de aceptar o entender.

Este post no tiene otro objetivo que recordarles a esas personitas que vivieron esto conmigo, lo mucho que las quiero, lo valientes que son, y la fuerza que me inyectaron. Somos un grupo de raras, de diferentes edades, que sin embargo se supieron querer en un mal momento de nuestras vidas.

En resumen: GRACIAS¡¡¡
Ojala que lean esto ...

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